
Como cada noche ella se dejaba desnudar
Por los versos como caricias de Pablo Neruda.
Recordaba su cara desfigurada tras una copa de vino,
Sus palabras ondulándose por el calor de las velas,
Y su boca dejando resbalar el poema número cinco.
Ahora cada noche se vienen mil fantasmas,
En una habitación hueca por el olvido,
Mojada por la luz que acaricia sus libros de Neruda.
Se siente tan cierta en esos versos
Como se sintió Pablo en su hueca habitación
Con la única compañía de su pluma.
Puede que no quede tan lejos,
Cuando acariciaban hojas en las noches furtivas.
Ahora está sola.
Nunca ha estado tan sola.
Porque todo sentimiento son palabras,
Alborotadas y locas que se postran ante ella
Como guardianes de su melancolía
Fantasmas del pasado aun enamorados,
Palabras...
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