Algunas veces soy ese hombre perfecto
al que todos envidian,
el que tiene tan buena salud como buena suerte.
Un motivo elegante para servirse de inspiración.
Otras me reencuentro con las cenizas, con el humo
y los vasos campaneantes que me aíslan de todo.
Me refugio en mi hueca habitación,
Tal vez ocupada por sombras, alguna música de otro tiempo,
Y este infinito Yo, cada vez más solitaria compañía...
Cada vez más encerrado en nada,
Cada vez más vacío de todo,
Y sin embargo, esperando.
Y descubrir que eterno no es sino lo que duran sus besos,
Lo descuidado de su pelo sobre mi pecho,
Las ganas vacías de que abandones mi cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario